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jueves, 3 de abril de 2014

¿LO SOFISTICADO SERÍA EL MÉTODO SOCRÁTICO?


Estamos hablando de más de dos siglos de diferencia entre la época de los sofistas y Sócrates hasta nuestros días, pese a esto y como defenderemos en este artículo de valoración personal, independientemente de los siglos transcurridos, seguimos anclados a muchos de los paradigmas y concepciones de la educación que se planteaban en aquellos años. Una vez ya dicho lo anterior procederemos a hacer un análisis comparativo entre Sócrates y los Sofistas y a su vez con la tesitura actual en la que nos encontramos.
En un primer momento la sociedad de Atenas se encontraba en una situación algo caótica y de desconcierto frente a la educación que se ofertaba a sus ciudadanos, ya que esta no se correspondía con la nueva concepción respecto a esta ciudad, considerada como capital de la filosofía que ahora se centraba en la reflexión sobre la vida en la ciudad. Incluso fue aquí cuando surgió el estado de democracia, es por esto que los hijos de los aristócratas (los únicos que podían intervenir en estas labores, pese a la considerada “democracia”) debían de adquirir conocimientos específicos de este ámbito. Fue entonces cuando apareció la figura de los sofistas, los cuales eran unos profesores extranjeros muy cultos, los cuales enseñaban el areté que consistía para ellos en ser un buen ciudadano que triunfe en la política. La totalidad de la acción formativa que estos desempeñaban, la hacían a través de técnicas de persuasión como es la oratoria, la cual se caracteriza por el uso de palabras y discursos en los que destacaba como elemento fundamental la belleza de las mismas, aunque el conocimiento que impartían carecía de fundamentación y eliminaba cualquier intento de inducir al educando a cualquier tipo de pensamiento crítico, cayendo en la trampa del dogmatismo. Decir también que este agente formativo hacía esta actividad con ánimo de lucro. 
Por otra parte y analizando la acción formativa llevada a cabo por Sócrates, vemos que presenta diferencias más que destacables e ideas prematuras para la época de la que estamos hablando. Basaba su pedagogía en la “mayéutica” y en la ironía, trataba de conducir al educando hacia el saber, no lo trataba de imponer como si hacían los sofistas; intentaba que sus “discípulos” llegarán a construir su propio conocimiento y concepción del mundo que los rodeaban, todo esto sin carácter oneroso.
Una vez ya explicada la acción formativa desarrollada por los sofistas y Socrátes en aquel tiempo, comparémoslo con la realidad educativa que se da en nuestros días. Posiblemente sean los sofistas (por desgracia) en los que veamos una mayor similitud y aplicabilidad a lo que sucede en nuestros días en la enseñanza, no es que no se vean aspectos socráticos en el plano académico actual, pero si son menos que los puntos coincidentes con el paidocentrismo practicado por los Sofistas. Es por esto que el peso mayor de esta pregunta de relación se lo llevarán los sofistas.
Corre un tiempo en el que el ámbito socioeducativo se encuentra maltrecho y dañado no sólo por el hecho de que estemos atravesando una crisis económica, sino en mayor medida por las políticas de recortes en educación y sobre todo por la legislación de la educación en nuestro país, siendo esta “un juguete” que es manejado de manera diferente dependiendo de la ideología que se encuentre en el Gobierno. Es por esto que, en la legislación y a la hora de impartir la docencia tienen lugar unos ítems que nos condenan a ese paidocentrismo practicado por los sofistas.
Es usual ver como a la hora de que los profesores impartan sus respectivas materias lo hagan con un carácter dogmático y sin invitar a la reflexión ni al pensamiento crítico, esto nos hace replantearnos la siguiente cuestión: “¿Maestros del Siglo XXI o Sofistas del S. V. a.C?”, ya que simplemente nos evocan a una memorización exhausta de contenidos si queremos superar la materia, impidiendo así la creatividad, reflexión y crítica de esos jóvenes que en un futuro harán de ovejas que serán guiadas por el “pastor” del Gobierno a su antojo. Con esta afirmación nos damos cuenta de que no estamos recibiendo educación para ser sabios, sino para ser la servidumbre del partido político que se encuentre en el poder, siendo así precursores de sus intereses y formas de pensar. Es aquí cuando nos debemos de plantear si verdaderamente y como afirman algunos autores, la sabiduría nos hace ser libres o por el contrario esta herramienta como es la educación la están utilizando para hacernos cada vez más esclavos del sistema en el que nos encontramos inmersos en la actualidad. Es entonces cuando deberíamos de remitirnos a un autor de la época de a.C, como es Sócrates y tirar de las viejas (en cuanto a tiempo), aunque todavía prematuras concepciones y formas de aprendizaje propuestas por él para conseguir una mejora de la educación y por consiguiente un mejor desarrollo de nuestro país.



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