Estamos hablando de más de dos siglos de diferencia
entre la época de los sofistas y Sócrates hasta nuestros días, pese a esto y
como defenderemos en este artículo de valoración personal, independientemente
de los siglos transcurridos, seguimos anclados a muchos de los paradigmas y
concepciones de la educación que se planteaban en aquellos años. Una vez ya
dicho lo anterior procederemos a hacer un análisis comparativo entre Sócrates y
los Sofistas y a su vez con la tesitura actual en la que nos encontramos.
En un primer momento la sociedad de Atenas se
encontraba en una situación algo caótica y de desconcierto frente a la
educación que se ofertaba a sus ciudadanos, ya que esta no se correspondía con
la nueva concepción respecto a esta ciudad, considerada como capital de la
filosofía que ahora se centraba en la reflexión sobre la vida en la ciudad.
Incluso fue aquí cuando surgió el estado de democracia, es por esto que los
hijos de los aristócratas (los únicos que podían intervenir en estas labores,
pese a la considerada “democracia”) debían de adquirir conocimientos
específicos de este ámbito. Fue entonces cuando apareció la figura de los
sofistas, los cuales eran unos profesores extranjeros muy cultos, los cuales
enseñaban el areté que consistía para ellos en ser un
buen ciudadano que triunfe en la política. La totalidad de la acción formativa
que estos desempeñaban, la hacían a través de técnicas de persuasión como es la
oratoria, la cual se caracteriza por el uso de palabras y discursos en los que
destacaba como elemento fundamental la belleza de las mismas, aunque el
conocimiento que impartían carecía de fundamentación y eliminaba cualquier
intento de inducir al educando a cualquier tipo de pensamiento crítico, cayendo
en la trampa del dogmatismo. Decir también que este agente formativo hacía esta
actividad con ánimo de lucro.
Por otra parte y analizando la acción formativa
llevada a cabo por Sócrates, vemos que presenta diferencias más que destacables
e ideas prematuras para la época de la que estamos hablando. Basaba su
pedagogía en la “mayéutica” y en la ironía, trataba de conducir al educando
hacia el saber, no lo trataba de imponer como si hacían los sofistas; intentaba
que sus “discípulos” llegarán a construir su propio conocimiento y concepción
del mundo que los rodeaban, todo esto sin carácter oneroso.
Una vez ya explicada la acción formativa
desarrollada por los sofistas y Socrátes en aquel tiempo, comparémoslo con la
realidad educativa que se da en nuestros días. Posiblemente sean los sofistas
(por desgracia) en los que veamos una mayor similitud y aplicabilidad a lo que
sucede en nuestros días en la enseñanza, no es que no se vean aspectos
socráticos en el plano académico actual, pero si son menos que los puntos
coincidentes con el paidocentrismo practicado por los Sofistas. Es por esto que
el peso mayor de esta pregunta de relación se lo llevarán los sofistas.
Corre un tiempo en el que el ámbito socioeducativo
se encuentra maltrecho y dañado no sólo por el hecho de que estemos atravesando
una crisis económica, sino en mayor medida por las políticas de recortes en
educación y sobre todo por la legislación de la educación en nuestro país,
siendo esta “un juguete” que es
manejado de manera diferente dependiendo de la ideología que se encuentre en el
Gobierno. Es por esto que, en la legislación y a la hora de impartir la
docencia tienen lugar unos ítems que nos condenan a ese paidocentrismo
practicado por los sofistas.
Es usual ver como a la hora de que los profesores
impartan sus respectivas materias lo hagan con un carácter dogmático y sin
invitar a la reflexión ni al pensamiento crítico, esto nos hace replantearnos
la siguiente cuestión: “¿Maestros del
Siglo XXI o Sofistas del S. V. a.C?”, ya que simplemente nos evocan a una
memorización exhausta de contenidos si queremos superar la materia, impidiendo
así la creatividad, reflexión y crítica de esos jóvenes que en un futuro harán
de ovejas que serán guiadas por el “pastor” del Gobierno a su antojo. Con esta
afirmación nos damos cuenta de que no estamos recibiendo educación para ser
sabios, sino para ser la servidumbre del partido político que se encuentre en
el poder, siendo así precursores de sus intereses y formas de pensar. Es aquí
cuando nos debemos de plantear si verdaderamente y como afirman algunos
autores, la sabiduría nos hace ser libres o por el contrario esta herramienta
como es la educación la están utilizando para hacernos cada vez más esclavos
del sistema en el que nos encontramos inmersos en la actualidad. Es entonces
cuando deberíamos de remitirnos a un autor de la época de a.C, como es Sócrates
y tirar de las viejas (en cuanto a tiempo), aunque todavía prematuras
concepciones y formas de aprendizaje propuestas por él para conseguir una
mejora de la educación y por consiguiente un mejor desarrollo de nuestro país.